sábado, 17 de marzo de 2007

Por fin una avance... pienso darles uno por semana


Lloviendo... continuación.

No había pasado ni un minuto cuando una a una las gotas de lluvia fueron cayendo a la tierra.
Empecé a mirar… eran grandes, su sonido fuerte, implacable ¿quién puede competir con el sonido de la lluvia? Puede arrullarte o despertarte abruptamente de tu sueño.
Empecé a sentir como hormigueaban mis manos, y ese olor a tierra mojada despertó mí nostalgia. Él.
-¿Porqué se quedó tan seria mija?- dijo el anciano con semblante triste.
- no es nada- le respondí.
-a veces las vivencias no nos dejan otra solución que envolvernos en una capa de abandono, míreme a mi, tengo tanto tiempo solo, de aquí pa allá, de allá pa acá. Me acuerdo cuando conocí a mi mujer, toda hermosa, blanca, con su cabello largo, pero su mirada… esa mirada perdida que se encontró con mis ojos hasta el día de su muerte. Ella vivió una pena que la quemaba por dentro, andaba sin rumbo, descaminada en la vida. Cuando la conocí, la tomé de la mano y me siguió. Iba como extraviada, parecía que su alma se había ido, me dio tristeza verla así entre la gente y por eso le tomé su mano, para llevarla conmigo.- la voz de aquel anciano se empezó a quebrar, tomó una bocanada de aire freso, de aire de lluvia y me dijo:- Va a salir el arcoiris… mire como se filtran rayos de sol entre las nubes. Así es la vida mija, cuando todo parece precipitarse, aparece un rayo de sol entre las nubes, que no es más que la mano de Dios acariciándonos.